viernes, 29 de noviembre de 2013

Y en noviembre estuvimos de visitas

En este mes hemos estado visitando a los diecinueve bateyes que están siendo capacitados en el proyecto. Se han realizado visitas a todos ellos para comprobar el trabajo que las consejeras y consejeros han realizado en sus comunidades sobre las prácticas de higiene en los hogares. Como recordarán, el mes pasado de octubre, estuvimos dándoles la capacitación en este asunto para que fueran a sus comunidades a entregar los kit de prevención junto con los conocimientos que habían adquirido.

Les tengo que reconocer que aunque ha sido un mes de mucho viaje y por ello de mucho cansancio, lo he disfrutado y gozado ¡el salir a visitar es lo que más me gusta! ¿Qué por qué me gusta? Pues porque te permite por un lado compartir aún más con las y los consejeras/os que son voluntarios de la Pastoral Materno Infantil, por otro porque vas a las casas de personas donde te permite conocer la realidad, el compartir sus vidas aunque sea un solo rato, te cuestionan sus vidas, sus situaciones… Me renuevan las ganas de seguir, desde lo poco que yo pueda, a trabajar por un mundo mejor en sus comunidades. Como decía alguien que no recuerdo: Mucha gente pequeña, en pequeños lugares del mundo, pueden hacer grandes cosas.

Un mes de mucho por hacer, pero también, de mucho por procesar, por orar y por trabajar,… como decía S. Ignacio de Loyola hay que ser Contemplativos en la acción, espero que esta máxima no se me pierda en el horizonte, que no se me endurezca el corazón y sobre todo que no me canse de dar, porque dando es como se recibe muchísimo más.

A puertas de la Navidad, en donde ya escuchamos villancicos de lo mas caribeños, donde la hospitalidad de habla, se siente y se vive en este lugar de la isla, les animo a que reflexionen sobre ello, sobre lo que en estos días sucede, entrando en el adviento y viviendo estos días de preparación, siempre es momento de renovación, de hacer limpieza en nuestras vidas y sobre todo de abrir los ojos a los demás, dejarnos de mirar el ombligo y mirar más allá.

Espero que así sea, les deseo de antemano un muy feliz adviento. 

Inma

lunes, 25 de noviembre de 2013

DOMINICANOS X DERECHO


En República Dominicana estamos viviendo una situación jurídica difícil con la resolución 168-13 que emitió el Tribunal constitucional tras el recurso de amparo presentado por Juliana Deguis Pierre cuando la Junta Central Electoral le confiscó su certificado de nacimiento en 2008 porque sus apellidos “son haitianos”. El tribunal determinó que eso mismo se aplicaba a todos los hijos nacidos de padres que no pudieran demostrar su condición de inmigrantes regulares en el país. La resolución del Tribunal Constitucional que priva de su nacionalidad dominicana a miles de personas de ascendencia extranjera está creando una atmosfera cada vez más nacionalista y hostil en las que las personas de ascendencia haitiana sufren especial discriminación y corren peligro de ser víctimas de violencia y abusos adicionales.

Toda esta situación la inició Trujillo con el negocio de traer a miles de braceros para cada zafra, pagándole al gobierno haitiano una cantidad de dinero predeterminada por cada uno de esos seres humanos. Después, sucesivamente, todos los gobiernos hasta la privatización de los ingenios por parte del gobierno dominicano, pagaban cada año un millón 225 mil dólares al gobierno haitiano por esos braceros, aparte de otras partidas menores. Siguiendo las mismas condiciones que negociaba Trujillo, otros presidentes como Balaguer, Salvador Jorge Blanco, Antonio Guzmán, Hipólito Mejía e incluso Leonel Fernández, este presidente los utilizó para hacer las zanjas del metro en Santo Domingo, se aprovecharon de mano de obra “barata” para hacer los duros trabajos, mal pagados, que nadie más quería hacer.

Hoy resulta difícil calificar como “extranjeros en tránsito” a trabajadores que pasan años cortando caña o haciendo zanjas, contratados por el mismo Estado, que si no los repatrió ni los documentó, ha sido culpa de las mismas autoridades. Aunque todas estas personas, en el caso de los braceros, estaban reguladas por una tarjeta de trabajo que les dada de alta en la seguridad social dominicana, que confirmaba su presencia “legal” en tierras dominicanas, que les permitía a los braceros inscribir a sus hijos en el registro en virtud de las leyes dominicanas vigentes en ese momento y que ahora parece, que toda esa legalidad que existía, no interesa reconocerle su valor jurídico entre el estado dominicano y los trabajadores haitianos.

El Tribunal Constitucional Dominicano dicto su sentencia sin observar la modificación del art. 46 de la ley 659, inobservando la ley 6125 sobre la cédula de identificación personal, ignorando el art. 74 de la constitución de 2010 y desconociendo el principio de irretroactividad y el debido proceso que deben de regir para todos los actos jurídicos. Desde esta perspectiva, lo que el Tribunal Constitucional ha ordenado a la Junta Central Electoral es un “genocidio civil” de todos/as los/las dominicanos/as de ascendencia haitiana inscritos desde 1929. La negación de los documentos de identidad tendrá un efecto devastador para las personas de ascendencia haitiana, a quienes, a consecuencia de ello, se les está negando el disfrute de sus derechos civiles. Es un verdadero drama humano que afectara a cuatro generaciones, que tienen 80 años siendo dominicanos/as, y que ahora son despojados de su nacionalidad de manera inconstitucional y arbitraria. Miles de dominicanos/as estarán, en virtud de esta sentencia, inhabilitados para ejercer sus derechos. No podrán estudiar, trabajar, contraer matrimonio civil, abrir cuentas bancarias, comprar. Ni siquiera podrán salir del país que ahora los rechaza porque no podrán obtener ni renovar el pasaporte.
La solución humana a este conflicto es respetar la nacionalidad de quien ya la tiene, hay que darle una solución colectiva a todos los casos de dominicanos/as de ascendencia haitiana. La solución es fácil, está en nuestra constitución: Son dominicanos/as quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigor de la actual constitución, el 26 de enero del 2010.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Sobre lo material

Siempre se dice que lo material no es lo más importante, que debemos pensar y centrarnos más en otro tipo de valores y prioridades. De tanto repetirlo y oírlo, esto se ha convertido en un discurso un tanto vacío, pero, con los tiempos que corren, más necesario que nunca. Es de esos mensajes que nadie afirma estar en contra pero casi nadie es capaz de practicarlo de una forma coherente del todo. De alguna forma todos tenemos bastante apego (unos más, otros menos) por lo material. Nos guste o no. Ya no podemos vivir sin nuestro auto, nuestro móvil, nuestro ordenador, nuestra televisión, etc… Si, ya sé algunos pueden prescindir de algunas de esas cosas, es verdad, pero no conozco a nadie que lo haga de todas ellas.

El caso es que si se repite con tanta insistencia el mensaje debe ser por algo. A poco que lo piensas te das cuenta de que tanto apego a lo material no puede ser positivo para la sociedad en su conjunto. Se habla del consumismo excesivo para el planeta, por el cambio climático, la emisión de gases de efecto invernadero, la excesiva generación de residuos, etc. La gran mayoría afirma estar de acuerdo con la realidad de las amenazas que se vislumbran a, cada vez, más corto plazo, pero la carrera no se detiene.

No estoy escribiendo esto porque tenga alguna clave o solución que ofrecer. Ni mucho menos. Simplemente para compartir como aquí, en Bolivia, en el estilo de vida que llevamos el nivel de dependencia de lo material se ha disminuido considerablemente. A poco que compare nuestro acceso a lo material en comparación con el que teníamos en España, se me aparecen diferencias abismales.

Aquí no tenemos agua caliente más que en la ducha, que más bien la mayoría de las veces es agua hirviendo. No tenemos un coche, no tenemos un sofá, ni un sillón, no tenemos televisión plana, no tenemos una buena conexión a internet, etc. Pero la verdad es que casi nada de eso lo echamos de menos en exceso. Y lo que me pregunto es ¿por qué? En España sí que lo teníamos y lo valorábamos, pero aquí no. Puede ser porque nos hemos vuelto mucho menos dependientes de lo material, pero no me resulta una explicación muy convincente. Puede ser que hemos avanzado de alguna forma en una vida más espiritual, pero tampoco me acaba de servir como explicación. Sigue habiendo cosas que nos siguen provocando un gran apego como, por ejemplo, nuestros ordenadores.

Todo esto me hace pensar en qué debería hacer para que cuando volvamos a España seamos capaces de aprovechar la vida en Bolivia, para llevarnos lo bueno que hemos vivido, porque depender o poder vivir con menos cosas lo considero positivo. El caso es que confieso que no las tengo todas conmigo. Me da que, o ponemos mucha fuerza en resistir la influencia del contexto o nos veremos inmersos en el efecto, cada vez más típico en occidente, de la oferta crea la demanda. ¿Seremos capaces de hacer de esto algo permanente en nuestras vidas o nos acabaremos dejando arrastrar por la corriente consumista, aunque sea sólo en parte? ¿Qué han hecho ustedes compañeros de Ocasha? ¿Han pasado por estos procesos? Ahí les dejo mis dudas y dilemas y estaría encantado de escuchar sus experiencias

Luis desde Cochabamba

miércoles, 6 de noviembre de 2013

TODOS LOS SANTOS O EL DÍA DE LOS DIFUNTOS




     Ha sido la primera celebración importante de la capilla, desde que yo estoy aquí, un día especial para varios de los niños y jóvenes: Su bautismo. Es concluir un periodo para nosotros, que les hemos preparado, y para ellos es el comienzo de uno nuevo. Fue una celebración sencilla, emotiva, y marcada por lo importante del acontecimiento. En unos días más, celebraremos las primeras comuniones.

Celebración bautizos

           Pero en este blog quiero hablarles de una fiesta, importante y significativa en Bolivia, la fiesta de todos los santos, el día de los difuntos, donde se mezclan ritos propios de la cultura precolombina y ritos de la religión católica. Es un buen ejemplo de sincretismo.

           El primero y dos de noviembre, son los dos días del año en el cual se honran, se recuerdan y se acompañan las almas de los parientes fallecidos. Y son especialmente importantes los “tres todos los santos” posteriores al fallecimiento (la mesa es más elaborada, la celebración es más íntima) porque después de los tres años, el alma ya no es un “alma reciente”.

          Estos dos días, las iglesias celebran misas con listas interminables de difuntos.

     Durante los días previos, principalmente las mujeres, se reúnen para hacer las masas (panes y similar).

            El uno de noviembre todo debe estar listo antes del mediodía ya que es en ese momento, en el que se dice que llegan las almas, para irse a las 12 del mediodía del día dos. La mesa contiene una variedad de masas realizadas para la ocasión, frutas, bebidas, platos de comida, todo aquello que le gustaba en vida al difunto.

       En la concepción aymara el camino que cada persona debe seguir no termina específicamente con la muerte. Cumplidas las etapas de la vida y llegado el fin de la misma en este mundo, todavía hay más. Todo el ciclo ritual de la muerte comprende una serie de ritos y ceremonias, para que el alma tenga la posibilidad de seguir su camino sin problemas y que no reclame a los vivos por la falta de atención, por eso en la mesa se coloca pan en forma de escalera, para que pueda subir, caña de azúcar y de cebolla para que pueda beber en su camino y tenga un bastón para caminar.

          Las personas que acuden al hogar donde se arma la mesa rezan por el alma y reciben parte de los alimentos y bebidas que han sido preparados para la ocasión, pero no de los que están en la mesa.

         El dos de noviembre todo se traslada al cementerio y en lo posible se vuelve a armar la mesa sobre la tumba misma. Se come, se canta y se reza en las tumbas. Los reciris, muchos de ellos niños, son quienes reciben alimentos por los rezos y cantos que ofrecen para las almas. En el cementerio debe repartirse todo, no debe quedar alimento alguno. Los vivos que se alimentan con todo lo preparado, simbólicamente están alimentándose por las almas que ese día se van de este mundo para volver al año siguiente.

mesa en la capilla
         En la capilla también armamos nuestra mesa, los niños del centro de apoyo educativo hicieron el pan. Tuvimos nuestra celebración, en la que rezamos por todos nuestros difuntos, y terminada ésta, se colocó la lista con los nombres en la mesa, y cada niño, fue rezando por una de las almas, al terminar el rezo, se dice “que se reciba la oración” y todos contestan “que se reciba”, y se desarma la mesa, repartiendo, la bebida, la fruta, el pan, la caña de azúcar…

      Una manera diferente, pero muy especial de recordar a aquellos que nos dejaron y de los cuales nos acordamos por diferentes motivos.

           Un abrazo y hasta la próxima
         
           José Adolfo